"No les voy a pedir permiso para ponerme triste, para tener estas ganas infinitas de tirarme a llorar y mojar mi cara, mi remera, el pasto, la noche.
Sé que la alegría está de super onda, que desde todas las radios y anuncios publicitarios nos exigen la buena cara y la risa plena, pero hoy estoy caprichosa, tengo ganas de arrancarme las caretas y abrir las puertas de mi verdad para decir: ¡Hola Tristeza, tanto tiempo sin verla! Pase, siéntese, intálese en mí, tenemos que hablar.
Y así sin permiso de nadie, con el susto de quienes los tengo mal acostumbrados con mis luces, quedarme en tinieblas con Tristeza.
Ahora estoy más grande, ya no me asusto, disfruto en su compañía, le doy mi mano, tomo la de ella y empezamos a caminar con los pies desnudos, las playas pobladas de sueños muertos, de proyectos derrumbados, de amores perdidos, de esas ganas locas que teníamos y nos han abandonado.
La noche nos abraza y nos tiñe con su oscuridad los rostros, las manos, mientras marcamos con nuestras pisadas las arenas de lo que ya no es, nos miramos de frente. No nos conocemos demasiado. Son más las veces que la he dejado afuera. Cerré mis puertas con cuanto candado o cadena encontrñe por ahí. Ni bien la veía acercarse, salía disparando a ponerme cualquier disfraz de alegría pasajera y ruidosa. Era capaz de cualquier locura, menos de encontrarme con ella.
Recién ahora nos hemos hecho amigas, recién ahora puedo aceptar y darme cuenta de que la vida también es bella, porque tenemos la posibilidad de estar un buen tiempo con Tristeza.
Vivir sin habernos permitido estar un rato con ella, es también no saber vivir, porque sería como andar sin partidas, muertes, despedidas, fracasos, desilusiones, sin finales, sin el tiempo que ya pasó y no regresa, sin la cama helada y tan inmensa después del último adiós.
Quédense tranquilos, hoy estoy realmente bien. Estoy con Tristeza, en nombre de todo lo que aún no soy, de todo lo que aún no logro sentir ni conquistar, en nombre de todo lo abrazado que ya mis brazos no abrigan.
Me gusta andar con ella encima. Me siento un poco más creíble, menos dibujada, menos perfecta, o sea mucho, mucho más HUMANA."


Analia Ghio

Nada que ver , todo que sentir


No me gustan los candados, las cadenas , las prisiones.
No me gustan los autoritarios que se sienten dueños de todas las libertades.
No me gustan los interesados que solo buscan ganancias en cada movimiento.
No me gusta que me amen con un amor debilucho que en las manos se me muera.
No me gusta que me compren, que me vendan, que me utilicen, que me hieran.
No me gusta que me mientan con la excusa infame de que la verdad puede ser peor.

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