
Tanto cielo,
tanta luz,
¿Quién me observa desde allí?
Tantos ríos,
tanta sed,
tanta prisa por llegar.
Y el fútbol de los domingos,
y el café que abre unos ojos
que no ven.
Y hay tanto espacio en el espacio,
y hay tanta duda en las escuelas,
los mercenarios al congreso
y otro estratega es emboscado.
Para acudir a la fortuna,
te venden dioses novedosos,
para encontrarse la ternura,
hay quien se manda una pastilla.
Y este septiembre tan enero...
Y esta sonrisa tan llorona...
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